Poderes mágicos



   Lo que es imposible pero existe, lo que no se cree pero se teme, lo que no tiene lógica pero rige el mundo.

Leyes de la suerte


Suerte selectiva: De acuerdo a las predisposiciones del individuo.
Suerte hereditaria: Los seres humanos funcionan como antenas receptoras de las ondas espirituales. Aquellos que son genéticamente similares tienden a captar el mismo espectro de ondas.
Ley de la compensación: Algunos la llamarían justicia divina, aunque no tiene nada de moral. Es el flujo y reflujo de la suerte.
Acontecimientos generadores de suerte: Cualquier acontecimiento puede generar una cadena de suerte, compuesta de otros acontecimientos similares. Un buen negocio genera buena suerte en los negocios, una conquista amorosa genera suerte en el amor, al promover una disposición favorable en el individuo, y viceversa. De ahí la importancia de comenzar bien una actividad cualquiera.

Amuletos


Figurativos: Los que son simples figuras funcionan como las señales de tránsito, son indicadores para estimular o prohibir el paso de las ondas positivas o negativas (¡pero hay ondas infractoras!): estampitas de San Cristóbal, Agnus Dei, corbatas de la suerte, etc.
Físicos: Aquellos que por su composición química o energética atraen o rechazan ciertas ondas espirituales: ajo, gemas, ruda macho, etc.

Fetiches


   Funcionan según el principio de resonancia simpática.
Vengadores: Muñecos con la figura de una persona en ocasiones imprevisibles vibran simpáticamente con ella.
Protectores: Ojos de Horus contra el mal de ojo, dientes de ahorcado contra la Inquisición, repelen las fuerzas malignas, oponiéndoles su misma polaridad magnética.

Sincronismos


   Relaciones a-causales entre personas y acontecimientos con el mismo nombre, o mismos números significativos. Cada acontecimiento genera una concentración energética, la cual representa una discontinuidad en el éter espiritual, como la materia planetaria en el espacio vacío. El sincronismo se produce por la atracción que ejerce ese nudo energético en las ondas espirituales inherentes a personas u objetos señalados con los mismos nombres o números.

Sueños


  La elaboración onírica mezcla sucesos del día anterior con premoniciones del día siguiente. Los dos días se disponen en abanico ante el ánima durmiente, flotando en la intemporalidad. No son tan frecuentes los sueños proféticos referidos al futuro lejano, donde se requiere una proyección activa de la mente sobre escenas lejanas. El sueño determina la disposición de ánimo para el día siguiente; prepara al individuo para los sucesos del día.

Gemelos


  Hay casos donde el suceso que afecta a uno afecta al otro. Como el fotón partido en dos, al ser desviada una de las partículas gemelas, la otra sufre una desviación análoga. La posible respuesta es que los gemelos comparten un mismo espíritu. Es un alma que vive dos vidas simultáneas. Pero este espíritu, al ser uno, sufre las influencias que afectan cualquiera de estas dos vidas.

Sanadores y jettatore


  Personas que causan inconscientemente (no involuntariamente) curaciones o daños, en virtud de su naturaleza espiritual. Las ondas espirituales emanadas de ellos afectan a las personas sintonizadas en su misma frecuencia ocasionando eventualmente milagros o prodigios maléficos.

Objetos inanimados


  Presentan una evolución paralela a la evolución biológica, desde las formas más simples -hachas, puntas de lanza- hasta las más complejas -automóviles, computadoras. Son apéndices independientes y provisionales del cuerpo humano. Como tales, deben acondicionarse a la psiquis humana para interactuar con ella. Ello explica la necesidad de establecer un puente orgánico entre hombre y objeto, a fin de facilitar la adaptación mutua.
"Síndrome del final de obra": Típico problema de adaptación entre hombre y objeto. Cuando se termina una obra nueva, suelen ocurrir contratiempos, que en ocasiones llegan a la tragedia. Los vecinos se ponen molestos, llueven demandas judiciales, ladrones entran en la nueva casa, se mata un obrero, etc.
  Para evitarlos, la sabiduría popular ha establecido ceremonias tradicionales, todas las cuales se basan en el principio del puente orgánico entre hombre y objeto, como el bautismo de un barco con champaña o el rocío de una casa con agua bendita, o el entierro de botas (¡o aún pies humanos!) en sus cimientos, o el espolvoreo de arroz en cada habitación.

Embrujos y maleficios


   Hipnosis a distancia por medio de rituales mágicos. Se invoca al cuerpo astral de la víctima y se lo apresa -siempre que sea sugestionable-ordenándole que se enamore o enferme. La patología aparece como resultado de la obediencia del cuerpo astral a la sugestión.
   Así, los brujos australianos apuntan con un hueso de venado a sus víctimas, que -socialmente acondicionadas para ver en ese gesto su sentencia de muerte- sufren un ataque de pánico, tras lo cual enferman y mueren por autosugestión. La acción del brujo se equipara al gesto convencional del hipnotizador, que inicia la sugestión.
   Los maleficios vudúes y gitanos operan de manera menos evidente, llamando al espíritu de la víctima ausente, que escucha por telepatía o bien lo capturan al atravesar el umbral de su casa trazando una cruz de polvo bajo sus pies. Si bien no conozco los ritos vudú en detalle, pienso que la comparecencia del espíritu de la víctima puede lograrse por magia simpática: se trazaría otra cruz de polvo similar a la del umbral, en el honfour o templo del brujo. Tiempo y espacio son irrelevantes para el cuerpo astral, de modo que todos los lugares marcados con el mismo signo son el mismo lugar para la magia: el espíritu comparece indistintamente en todos, ergo puede ser sugestionado por el brujo en el honfour o templo, y eventualmente hipnotizado.
   El "Mal de Ojo", en el cual creen los griegos y otros pueblos mediterráneos, es un maleficio del mismo tipo, que transparenta claramente su carácter hipnótico.










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